A veces los escritos que se le hacen al corazón son más que devastadores para el ánimo que sin dejar de ser ofensivo carcomen más que una voluntad en el corazón. Era la princesa que soñaba con ser reina, mientras que el mundo inquieto le decía que el arte era su camino, es que ella tenía la dicha de ver el sol cada mañana cuando los campanarios de su reino sonaban y los pajarillos abriendo las alas volaban surcando todo el cielo que azul los invitaba a conquistar el mundo y algo más.
Los pobres poetas puestos a disposición de monje, no podían escribir acerca de las banalidades de la vida nocturna, el amor, el sexo, el desamor y no tenían un camino exacto por donde dirigir sus escritos, los cuales alimentaban a la gran mayoría de plebeyos en el reino. Se trataba de que los corazones en su gran mayoría cortaban todo vinculo con el sentimiento y se tornaban grises, como en las mañas por invierno; detrás de la atmosfera oscura, el sol siempre brilla para los pueden ver mas allá de las cosas que a simple vista salen a relucir.
Cuentan los antiguos moradores del mundo que una persona no es la misma cuando parafrasea con un lenguaje prolijo y seguro, que cuando está presente la melancolía que no deja que el cuerpo exprese lo que buenamente dice. Es justo el problema que la humanidad experimente cuando se enamora de lo que no conoce y que conforme va observando ya no sabe definir, por el contrario busca alternativas de respuesta que lo favorezcan y que lo hagan resultar ganador a cualquier adversidad.
Un beso significa la sed de pasión que un humano profesa a otro, que cuando este se ve arrebatado de su inspiración, rápidamente es absorbido por la sublime necesidad de no sentirse humano y de encerrarse en lo que muchos conocen como la cura inmediata al desamor, un tipo de burbuja que aísla al corazón del mundo real y que lo mantiene tibio mientras el orgullo cubre gran parte de su campo de acción. Parco, gris, triste, mi melancolía se apodera, el desamor amenaza, mi amor tiende a ser minimizado a la más insignificante proporción, de pronto saltan las ganas por no aferrarse al continuar de una reacción, a los pasos agigantados que dan los días, a la minúscula expresión de amor que invade de nostalgia mi corazón por tiempos pasados mejores, que no expresan ninguna palabra, ningún simbolismo, ninguna necesidad de mi.
Los sueños, son la realidad de un mundo perfecto que se analiza, se piensa, se observa y que después se intenta gozar, maniobrando nuestras vidas de tal manera que no hay realidad, tan solo un mundo imaginario, pobre en vida con gran ilusión. Al despertar tengo la sensación de que cuando algo no está bien, no hay nada más importante que averiguar el problema, esquematizarlo y resolverlo, porque cuando estamos frente a la vida, interpretamos el papel de un peón en el tan fuerte juego del ajedrez. Alguna vez pensé que hay personas que no nacieron con la estrella del amor entre sus días, que la soledad es la fiel compañera, la única que puede calmar nuestras melancolías y tristezas, esa infaltable compañera cuando de los ojos destellan ligeras gotas de infelicidad; así pues las lagrimas son el consuelo insuperable del desamor, son el desfogue perfecto de las noches solas, el probar el desamor, es el peor golpe, cuando uno está enamorado, los sentimientos están vulnerados en su totalidad, las palabras no salen, el cuerpo empieza a hablar, gritando lagrima tras lagrima, un hombre no sabe y nunca podrá definir a ciencia cierta cuál es el proceder exacto por el cual tiene que ir dejando de enamorarse sin quemar sus ganas de vivir, de sentirse bien y de serle fiel a sus ganas de ser feliz.
Extrañar es la máxima expresión de necesidad, en el cual vamos desarrollando muchas formas de ilusión, al imaginario se asoman momentos pre establecidos en la mente que vinculan lo que realmente es, de lo que queremos que sea; muchas son las formas de amar, pero pocos son los desahogos cuando ya el amor se acabo; la primera vez que se dice amor, quizá es la más sincera, puesto que a veces ese sentimiento se plaga de insanas acciones que dañan su superficie desde muy dentro de su núcleo. Mis padres me contaban cuentos, con final feliz, cuando me acuerdo de eso, también puedo ver cómo es que muchas veces los cuentos se quedaban a la mitad a causa del sueño de mis padres, y como es la vida que desde esa minúscula forma nos muestra que muchas veces una relación de amor, no tiene un final feliz.
Los pobres poetas puestos a disposición de monje, no podían escribir acerca de las banalidades de la vida nocturna, el amor, el sexo, el desamor y no tenían un camino exacto por donde dirigir sus escritos, los cuales alimentaban a la gran mayoría de plebeyos en el reino. Se trataba de que los corazones en su gran mayoría cortaban todo vinculo con el sentimiento y se tornaban grises, como en las mañas por invierno; detrás de la atmosfera oscura, el sol siempre brilla para los pueden ver mas allá de las cosas que a simple vista salen a relucir.
Cuentan los antiguos moradores del mundo que una persona no es la misma cuando parafrasea con un lenguaje prolijo y seguro, que cuando está presente la melancolía que no deja que el cuerpo exprese lo que buenamente dice. Es justo el problema que la humanidad experimente cuando se enamora de lo que no conoce y que conforme va observando ya no sabe definir, por el contrario busca alternativas de respuesta que lo favorezcan y que lo hagan resultar ganador a cualquier adversidad.
Un beso significa la sed de pasión que un humano profesa a otro, que cuando este se ve arrebatado de su inspiración, rápidamente es absorbido por la sublime necesidad de no sentirse humano y de encerrarse en lo que muchos conocen como la cura inmediata al desamor, un tipo de burbuja que aísla al corazón del mundo real y que lo mantiene tibio mientras el orgullo cubre gran parte de su campo de acción. Parco, gris, triste, mi melancolía se apodera, el desamor amenaza, mi amor tiende a ser minimizado a la más insignificante proporción, de pronto saltan las ganas por no aferrarse al continuar de una reacción, a los pasos agigantados que dan los días, a la minúscula expresión de amor que invade de nostalgia mi corazón por tiempos pasados mejores, que no expresan ninguna palabra, ningún simbolismo, ninguna necesidad de mi.
Los sueños, son la realidad de un mundo perfecto que se analiza, se piensa, se observa y que después se intenta gozar, maniobrando nuestras vidas de tal manera que no hay realidad, tan solo un mundo imaginario, pobre en vida con gran ilusión. Al despertar tengo la sensación de que cuando algo no está bien, no hay nada más importante que averiguar el problema, esquematizarlo y resolverlo, porque cuando estamos frente a la vida, interpretamos el papel de un peón en el tan fuerte juego del ajedrez. Alguna vez pensé que hay personas que no nacieron con la estrella del amor entre sus días, que la soledad es la fiel compañera, la única que puede calmar nuestras melancolías y tristezas, esa infaltable compañera cuando de los ojos destellan ligeras gotas de infelicidad; así pues las lagrimas son el consuelo insuperable del desamor, son el desfogue perfecto de las noches solas, el probar el desamor, es el peor golpe, cuando uno está enamorado, los sentimientos están vulnerados en su totalidad, las palabras no salen, el cuerpo empieza a hablar, gritando lagrima tras lagrima, un hombre no sabe y nunca podrá definir a ciencia cierta cuál es el proceder exacto por el cual tiene que ir dejando de enamorarse sin quemar sus ganas de vivir, de sentirse bien y de serle fiel a sus ganas de ser feliz.
Extrañar es la máxima expresión de necesidad, en el cual vamos desarrollando muchas formas de ilusión, al imaginario se asoman momentos pre establecidos en la mente que vinculan lo que realmente es, de lo que queremos que sea; muchas son las formas de amar, pero pocos son los desahogos cuando ya el amor se acabo; la primera vez que se dice amor, quizá es la más sincera, puesto que a veces ese sentimiento se plaga de insanas acciones que dañan su superficie desde muy dentro de su núcleo. Mis padres me contaban cuentos, con final feliz, cuando me acuerdo de eso, también puedo ver cómo es que muchas veces los cuentos se quedaban a la mitad a causa del sueño de mis padres, y como es la vida que desde esa minúscula forma nos muestra que muchas veces una relación de amor, no tiene un final feliz.

Lucho Feijoo.
Lima- Perú.